La Venezuela de hoy esta distante de lo que debería ser una nación pujante del siglo XXI, difícil es entender esta realidad, sucumbimos a los caprichos y avatares de personas que intentando gestionar un cambio, indolentemente experimentaron en áreas vitales sin medir consecuencias.
Ver la Venezuela de hoy, es sentir aquella de hace un siglo, es más, me atrevería en compararla con aquella de hace dos siglos. Tiempos difíciles e historia que de manera cíclica nos envuelve de nuevo, como si un fenómeno físico difícil de explicar, nos haya transportado a esos siglos oscuros de complejas situaciones, de males y sobre todo de arrogancia.
Las grandes contradicciones de la Venezuela independentista (1819), son igualmente dañinas como las ansias de poder y riqueza de la Venezuela caudillista (1919) y hoy, la compleja división de la sociedad crea dos realidades disonantes que desquebraja todo a su paso. Esta es la Venezuela (2019) de hoy.
Se ha perdido el rumbo del progreso y la estabilidad económica, convivimos en una nación que se ha desgarrado a causa de la migración y los males, por los que tanto hemos luchado, han resucitado con mayor fuerza, ya no podemos evitar sentir lastima y desasosiego por la situación que estamos viviendo.
El país requiere de ciudadanos que amen de verdad esta tierra y la llenen de bondades, busquemos personas que cultiven y no desgarren esta tierra vendida por la naturaleza, dotada de grandes e incontables riquezas naturales.
No pretendan que la oscuridad en la que nos ha sumido la arrogancia y el despilfarro de recursos se mantengan permanentemente en el tiempo, vendrán tiempos mejores, el país saldrá adelante, no tengan duda de eso. A pesar de todas las adversidades, el futuro debe ser grande para Venezuela.
Se tendrá que reconstruir todo desde los cimientos, en eso tenemos mucha experiencia, hemos tenido grandes dificultades en toda nuestra historia y pudimos salir adelante a pesar de las diferencias y laminaciones de recursos.
Enrumbar este país requiere de todo el esfuerzo de los ciudadanos, sumar voluntades es la mayor premisa para salir adelante. No dejemos, que nuevamente la arrogancia cobre fuerza y retrase el gran cambio que tenemos que hacer para construir de la verdadera patria de oportunidades, donde el progreso y la prosperidad de la sociedad permitan la construcción del país en el cual todos queremos vivir.
Solo la educación, la ciencia y el trabajo podrán devolvernos la Venezuela del siglo XXI y evitar que ese ciclo histórico y perverso se vuelva a repetir en el futuro de esta nación.
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